Exposición individual.
Aural Galería, Alicante.
Del 27 de mayo al 01 de julio de 2017.
Hay tantos mapas como representaciones del mundo. Cuando en el siglo XVIII el pensamiento humano comenzó a concebir el territorio desde los dominios de la ciencia, la cartografía, en términos generales, dimensionó la Tierra en función de lo medible y cuantificable. La dividió. A partir de una serie de líneas trazó las fronteras que fragmentan la superficie y distinguen a un espacio del otro. Cuando observamos un atlas, por ejemplo, lo que solemos ver son esos planos gráficos. Y sí, la cartografía es ciencia, pero los mapas son dibujos.
La aparente oposición entre arte y ciencia ha limitado la visión del mundo. Si desde el siglo de las luces lo pensamos como un territorio dividido, la percepción dominante parece sustentarse en lo geopolítico. Pero otras formas de hacer y leer mapas son posibles. Atlas Mundial de Selecciones se inserta en este contexto: no sólo descompone una mirada oficial, sino también propone lecturas que se distancian de visiones políticas y nacionalistas.
La exposición es resultado de un complejo proceso en el que sus diferentes etapas de producción ponen en tensión la idea de un mapa inequívoco, para revelar la hegemonía de la cartografía. A partir de antiguos atlas comprados en librerías de viejo en la Ciudad de México, el artista seleccionó una serie de mapas que datan de diferentes épocas y momentos históricos del siglo XX y que, vistos desde el presente, dan cuenta de la transformación del territorio.
Con una acción sutil aunque contundente, el artista elimina los espacios correspondientes a los países en un gesto por llevar el territorio-nación al terreno de la supresión. La memoria de quien lea, sin embargo, llenará el vacío con el nombre de un país, un estado o una región que sean reconocibles. ¿Es posible pensar o experimentar el espacio sin divisiones políticas? En tiempos de políticas populistas y nacionalismo, donde la paradoja de un mundo globalizado dicta el cierre de fronteras, el desplazamiento humano queda relegado a un segundo plano.
Borrar los espacios geopolíticos es un intento del artista por desdibujar la máquina de guerra, aquella que Deleuze y Guattari identificaron como el mecanismo de poder para dividir y sumarse territorios. Así, retomar mapas viejos permite analizar, a distancia, los cambios de una imagen o representación política del mundo que se ha deconstruido constantemente desde la subjetividad del vencedor, aunque fundamentado en la aparente veracidad de la cartografía.
Como en sus anteriores trabajos gráficos, Martín Andrés retoma material impreso ya existente en una suerte de ejercicio que, más allá del reciclaje material, busca analizar el modelo de pensamiento que dio origen a la representación original. En ese contexto, las fronteras marcadas sobre un fondo negro no existen como tal. No hay divisiones políticas, sino una superficie con líneas de colores que no distinguen naciones. Una referencia al dibujo con la que Juan José Martín Andrés nos recuerda que existen otras tantas formas de trazar y observar al mundo, al menos desde el arte.